La apropiación turística de un barrio: La Parte Vieja de San Sebastián


Parte Vieja de San Sebastián

Fuente: Sofia Zhukova


La Parte Vieja de San Sebastián es el barrio más antiguo de la ciudad, como su nombre indica, y en él habitan unas 6000 personas (censo 2021). Pero no son solo los vecinos y vecinas quienes habitan el barrio, sino que en la Parte Vieja habitar el espacio supone una vida cotidiana en continua interacción con la diversidad social y cultural de visitantes que se acercan a pasear, comerciar, turistear y sociabilizar por sus calles. El barrio se identifica como punto de origen de la ciudad de San Sebastián, y desde las expansiones de la ciudad del S. XIX (Mújica, 1918) se fue caracterizando como barrio de clases populares donde vecinos afincados dedicados a oficios relacionados con el mar, tenderos y artesanías comparten el espacio público y privado con visitantes, transeúntes y paseantes que llegaban del resto de la ciudad, provincia y más allá, para pasear por sus calles, disfrutar sus tiendas, plazas y monumentos, quedarse en alguna de sus pensiones a pernoctar, y salir a ¨txikitear¨ o ¨potear¨- juntarse para beber y comer pintxos – en sus tabernas.

El carácter que ha definido el barrio ha sido pues el de la hospitalidad desde su origen. Un barrio de congregación y fuerte sentimiento comunitario. En el siglo pasado los habitantes del barrio se fueron convirtiendo en dueños de pequeños negocios o comercios de corte e interés popular como la costura, mercería, ferreterías, cesterías, antigüedades y otra artesanía local vasca. Entrados en el siglo XXI y con el repunte de la globalización se comenzaron a divisar comercios con productos fabricados en otras partes del mundo. Este era el caso de tiendas más exóticas de bienes textiles, joyería, cueros y decoración. Todo esto seguía formando parte del carácter de un barrio que todo acogía, punto de encuentro de personas y mosaico de  colores, olores, y sonidos. Es importante destacar la histórica base comunitaria, ya que fue un eje de la cultura local y familiar de las personas del barrio, que ha estructurado la manera en que se relacionaban vecinos y vecinas con las infraestructuras y tejido social del barrio (Salinas, 2020).

Las nuevas tendencias de consumo y apropiación de espacios basada en la movilidad y el desarrollo del turismo masivo en San Sebastián (y en el mundo) en la última década, ha dado lugar a transformaciones radicales en la vida cotidiana del barrio. El paso de los años comienza a verse reflejado en el envejecimiento de sus habitantes y vecinos tradicionales, en el deterioro de las infraestructuras, entornos y servicios barriales.  En el 2018, cuando se declara al barrio como Conjunto Monumental y zona protegida, dando respuesta a las peticiones ciudadanas, comienza un proceso de especulación y gentrificación, evidente no solo en la refuncionalización del barrio, sino también en la presencia de visitantes de orígenes más lejanos y personas turistas. Todo ello avalado por una política urbana del Ayuntamiento de la ciudad que favorece la promoción y atracción de inversiones para el desarrollo de la economía urbana.

La implantación de prácticas ligadas a la industria turística, genera otros patrones de habitar el barrio, otros ritmos, otras formas de consumo y de vivir la calle. Los sonidos de las calles cambian, son notorias las conversaciones en inglés, japonés, y otros idiomas que sustituyen el tradicional uso del euskara. Los olores de las calles también son distintos y hay más acumulación de residuos que dejan las oleadas de personas que están de paso, vienen y se van tras capturar con sus smartphones una imagen de la vida cotidiana del barrio para compartir su áurea de autenticidad en fotos que circulan por las redes sociales en todo el mundo. Se transforma no sólo el espacio público sino también los entornos domésticos. Las personas que vivían y ostentaban propiedad de viviendas en el barrio van dejando sus hogares y se comienza a producir un éxodo residencial debido al incremento del precio del suelo y la renta urbana, tras la oferta del barrio al mejor postor: inversores extranjeros que adquieren las propiedades y las transforman en nuevas formas de alojamientos gestionados como negocios, pisos turísticos, airbnbs, hostels, hoteles, etc.

Los locales de negocios tradicionales comienzan a desaparecer al no poder afrontar la subida del alquiler y la disminución de la demanda de productos artesanales.  Las tabernas populares se van llenando de personas turistas, y aparecen cada vez más tiendas de suvenires y bares de pintxos con otro tipo de formato para de satisfacer a consumidores ávidos de una experiencia típica vasca, pero adaptada a los nuevos gustos internacionales. Este reemplazo del comercio tradicional ha provocado que las personas del barrio usuarias de las calles dejen de frecuentar la Parte Vieja porque los precios de las tabernas de siempre resultan inaccesibles, además hay largas filas para ser atendidos y se ha perdido la comunicación e interacción casi familiar que existía en este lugar de encuentro por excelencia. Se percibe un ambiente de inhospitalidad para las personas locales mientras las actividades promovidas por y para el turismo van ganando terreno en la habitabilidad del barrio. Si hubo un momento en que se pensó que el COVID19 iba a frenar un poco este proceso de mercantilización urbana, la saturación de la Parte Vieja -con o sin mascarillas- se encuentra vigente. Incluso se ha mantenido el aforo completo desde el verano del 2021 cuando se aligeraron las medidas de desplazamiento por turismo (estadísticas de Basquetour, 2021).

La resistencia barrial ha surgido frente a estos procesos de transformación urbanística (Parte Zaharrean bizi, Bizilagunekin etc.), manifestándose en las calles y proponiendo actuaciones alternativas para gestionar la reapropiación de los negocios y lugares públicos del barrio. Nos enfrentamos una vez al mismo dilema: ¿podrá resistir el barrio a estos procesos de colonización urbanística con impactos depredadores en la vida cotidiana? ¿podrá la resistencia vecinal revertir su conversión en un barrio de viviendas vacías en las que solo pernoctan visitantes? La actuación de los vecinos y vecinas -aunque fundamental- no es suficiente para ello, ya que se trata de un tema que se debe atajar desde la administración local y la reforma de un modelo de gestión urbana basado en el fomento de las actividades productivas en detrimento de un paradigma basado en el cuidado de la vida y la protección del tejido reproductivo (Valdivia, 2018), solamente a partir de este cambio estructural, se podrá protejer la vida cotidiana que dota de sentido al barrio y la ciudad.


Bibliografía:

Múgica S., (1918), Geografía de Guipúzcoa. Geografía General del País Vasco-Navarro, vol. 5.

Salinas, A. (2020). La vida en la Parte Vieja donostiarra entre principios y mediados del siglo XX. Apuntes etnográficos sobre una familia humilde. Cuadernos de Antropología-Etnografía. 38:93-102.

Valdivia, Blanca (2018). Del urbanismo androcéntrico a la ciudad cuidadora. Hábitat y Sociedad, 11: 65-84.

Estadísticas Basquetour 2021


Ensayo de Sofia Zhukova como trabajo final del curso Género y producción del espacio urbano

Sofia Zhukova Zhukova, es doctoranda en el Programa de Doctorado del Instituto de Estudios de Desarrollo y Cooperación Internacional de la Universidad del País Vasco, HEGOA, EHU-UPV. Realiza el doctorado sobre turismo, gentrificación y desigualdades sociales en la ciudad de San Sebastián.

 

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